Gioconda Belli: Revolucionaria en cuerpo y alma

En Managua llueve y Gioconda Belli atiende una solicitud de entrevista desde Santa Cruz de la Sierra. Son días intensos de fines de 2015.

Entre ferias del libro, entre Quebec y Miami, entre la escritura de poemas, una nueva novela (de la que todavía prefiere no dar pistas), artículos de prensa y respuestas a una numerosa correspondencia, la afamada novelista y poeta nicaragüense, habla con Brújula de Bolivia y de la invitación que recibió de la Cámara Departamental del Libro para ser parte de la Feria Internacional del Libro cruceña.

Precisamente porque nunca ha estado antes en esta tierra, participar en la feria le hace mucha ilusión. Considera Bolivia un país mítico y asegura que no sentirá completa su experiencia en la vida hasta no visitarlo.

Partícipe de la experiencia revolucionaria sandinista, Gioconda Belli pertenece a la generación de poetas que crearon un nuevo estilo de expresión en Nicaragua, gestado a través de su realidad social. En una cruzada permanente por rescatar el lugar de la mujer, su obra plasma la incesante búsqueda de la identidad femenina y el encuentro con la conciencia social, a través de la actitud transformadora.

Se declara una gran admiradora de todo lo que el feminismo ha hecho por la mujer, pero considera que necesita de nueva vitalidad, energías y miradas

En esta entrevista, Belli hace un repaso por su faceta en la poesía y la narrativa y refirma su convicción de autora que reclama más y mejores lugares para las escritoras en el continente.

_¿Qué conoce de la literatura boliviana?
Conozco la obra de Pedro Shimose, Mitre, Renato Prada y Edmundo Paz Soldán, pero necesito conocer más de lo que se está haciendo ahora. Parece mentira, pero entre los escritores latinoamericanos no nos conocemos tanto como deberíamos, por diversas razones, que tiene que ver sobre todo con la poca circulación de nuestros libros entre los países. Afortunadamente cada vez hay más festivales, encuentros y ferias de libro y uno de los logros principales de estos eventos es que nos ayudan a conocernos más e intercambiar obras.

_En anteriores versiones de la feria han sido invitados sus coterráneos Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez, ¿qué opina de ellos como autores y personalidades?
Ernesto y Sergio son dos pilares fundamentales de la literatura nicaragüense. Son mis amigos, además, y hemos sido cómplices en nuestras vidas políticas, así que mi opinión sobre ellos solo puede ser la mejor.

_¿Hacia dónde estuvo enfocada su búsqueda en las letras inicialmente? ¿Cómo describe a la Gioconda Belli que publicó su primer poemario titulado Sobre la grama, a principio de los 70?
La autenticidad era una de las preocupaciones estéticas que más peso tenían para mí. Quería que mi poesía reflejara la espontaneidad de una vitalidad y sensualidad muy femenina que celebraba ser quien era en cuerpo y alma.

Quería escribir desde mi cuerpo y sacudir esa noción del cuerpo femenino como objeto del placer del otro. Romper además esa falsa modestia que se les demandaba a las voces de mujeres que para ser aceptadas tenían que escribir “desde el corazón” o el espíritu porque el cuerpo femenino siempre ha tenido la connotación de pecaminoso. Fui, diríamos, no una joven formal, a lo Simone de Beauvoir, sino una joven atrevida. He querido ser poeta, no ‘poetisa’.

_¿Cómo califica su experiencia con el Frente Sandinista y los años de militancia que vivió?
Esa experiencia fue lo más hermoso y lo más doloroso de mi vida. Viví y aprendí mucho y no me arrepiento de haber sido parte de esa revolución.

El hecho de que tenga desacuerdos con el modo de proceder del gobierno actual de Daniel Ortega no significa que reniegue de mi pasado sandinista, pero me apena ver en lo que se convirtió la revolución. Me da tristeza que el nuevo sandinismo se base en un régimen cada vez más autoritario y excluyente.

_La publicación de su primera novela, La mujer habitada (1988), se produjo casi en la etapa de final de la revolución sandinista. ¿En qué momento empieza a escribirla y qué la motivó a iniciarse en el género con esta historia?
La escribí entre 1986 y 1988. La historia se me había ocurrido varios años antes pero intentaba escribir novela y sentía que aún no estaba madura para hacerlo.

En 1985 sentí la necesidad de encontrar una forma literaria que me permitiera salir del ‘yo’ de mi poesía, hacia el ‘nosotros’ de la experiencia colectiva del país. En esa búsqueda, haciendo un día un ejercicio de descripción, me encontré con la protagonista de La mujer habitada. La vi, literalmente, y empecé a seguirla y a describirla caminando por la ciudad. Varias páginas después me di cuenta de que estaba escribiendo la novela.

_¿Cómo dialoga la Gioconda Belli narradora con la poeta?
Sin ninguna contradicción. Para mí se trata de usar la forma que más se aviene a lo que uno quiere expresar. La poesía me visita cuando quiere. A la prosa y la novela tengo que salir a buscarla. Es un proceso más largo. El poema es como un pájaro que se posa cerca y que si no lo atrapo en ese momento, vuela y se pierde para siempre.

_En su última obra El intenso calor de la luna, explora uno de los temas que han estado presente en gran parte de su obra: la sexualidad desde el punto de vista de la mujer. ¿Qué le interesa mostrar al momento de abordar el tema de la mujer y el sexo?
Me ha interesado crear un lenguaje para que la mujer hable de sí misma. Cuando las mujeres entramos a la novela en el siglo XVIII, la única tradición era la tradición masculina, el mundo descrito por los hombres. Los hombres escribían y han escrito incontables novelas sobre las mujeres y han creado toda la idea de lo que significa ser mujer.

Yo he querido reinventar esa manera de describir y de narrar la experiencia de nosotras las mujeres. La sexualidad es el eje biológico que ha determinado nuestro lugar en la sociedad. Se nos define y también se nos margina por los roles ligados a nuestro sexo: madre, esposa, amante.

Entonces, para mí, ver la sexualidad no como sometimiento sino como poder, como algo que hay que asumir con gozo y liberar de todos los prejuicios, es fundamental para reconstruir una identidad femenina fuerte, dueña de sí, que deje de ser objeto sexual y se convierta en sujeto.

El intenso calor de la luna es una novela que aborda el tema de la madurez y se pregunta qué pasa cuando la mujer ya no se debe a los hijos, ya cumplió con su programa maternal y de pronto tiene la oportunidad para vivir para sí misma y celebrar su independencia.

_¿Qué lugar ocupa la mujer en la literatura latinoamericana? ¿Cuáles son las principales dificultades que atraviesa para poder ser visible en este contexto?
La crítica creo que no ha valorado justamente esta búsqueda de la mujer por valorar el entorno privado y encontrar un lenguaje afín a una experiencia particular.

Ese mundo y esa experiencia la han querido etiquetar como ‘literatura femenina’. No se le concede la categoría de ‘universal’ como se hace automáticamente con la que escriben los hombres. Hay un rasero de medir diferente. La actual tendencia a invisibilizar a las mujeres es muy fuerte, a pesar de que el 70% de los lectores son mujeres. Todavía en América Latina, la literatura con mayúscula es un club de señores.

_¿Qué destaca del momento que vive literatura latinoamericana en general?
Creo que es un momento donde se está borrando la particularidad y se está incorporando la experiencia de la globalización dentro de esa mezcla cultural que es América Latina. Se está haciendo una literatura más abierta, más híbrida.

Hay más mujeres destacadas y, en general, habrá que ver si hay otra revolución como la del ‘boom’ o continúa la tendencia de asimilarse a las corrientes europeas y norteamericanas.

_¿Cómo se lleva con el libro digital? ¿Cree que está funcionando como una alternativa para la lectura?
Me llevo bien con el libro digital y otras herramientas similares. La Kindle es fantástica para viajar, pero prefiero el libro de papel. Lo importante es la lectura; leer y que se siga leyendo. Las plataformas irán evolucionando. No hay cómo detener eso y tendremos que adaptarnos