Peter Lewy, una vida dedicada a incentivar la lectura

La vida de Peter Lewy Schuftan estuvo estrechamente ligada a los libros. Si bien estudió Derecho, Administración de Empresas y Contabilidad, su oficio de librero lo hizo trascender en el país. Fue en Santa Cruz de la Sierra, la ciudad que eligió para vivir en 1948, donde falleció a los 80 años.

A este paceño, nacido en la localidad yungueña de Chulumani (1943), el trabajo editorial marcó sus intereses desde muy joven. Cuando ingresó a la Universidad Gabriel René Moreno, consiguió trabajo como empaquetador y barrendero en una librería cercana a la plaza 24 de Septiembre. “Ahí comenzó mi amor por los libros”, expresó en una entrevista concedida a la Red Unitel.

Ya graduado de abogado se marchó a La Paz para trabajar como gerente de una editorial. Su incursión como escritor se dio con la novela “Casa Superior” (1973), título obligatorio para todo universitario con intenciones de ser dirigente; luego realizó trabajos jurídicos y de investigación, “Propiedad intelectual en Bolivia: doctrina y legislación” (1974) y la obra en colaboración, “Régimen legal para el comercio del libro en Bolivia” (1983). Asimismo, editó varias publicaciones relacionadas a la historia nacional y departamental.

Antes de hacerse conocer en la capital cruceña como el dueño de la librería Lewylibros, abierta en 1999, fue secretario general del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, en Bogotá (Colombia) y librero en la mayor librería de Estados Unidos, Barnes&Noble. Es probable que esta última experiencia lo haya animado a tener el negocio que cerró por la pandemia del Covid-19. Allí se turnaba para atender a los clientes con su esposa, Gabriela Mercado, y uno de sus tres hijos, Federico. Se entusiasmaba haciéndolo, recomendando títulos para luego comentarlos.

Su primera incursión en el mundo de la bibliografía es un trabajo de investigación, que permite a los profesionales del libro conocer cualitativamente la producción impresa en el departamento cruceño, que, a partir de la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz, muestra el empuje intelectual, editorial e impresor de la región en beneficio de la cultura boliviana.

El escritor Homero Carvalho cuenta en el sitio web Inmediaciones lo que su amigo, descendiente de alemanes y judíos, le dijo en una de sus tantas tertulias: “La bibliografía es una ciencia, un arte y un oficio; pero es, antes que cualquier otra cosa, una pasión apreciada por pocos, comprendida menos y despreciada por otros tantos”.

Como ejecutivo de los libreros, es ponderable su labor como impulsor de dos grandes eventos: siendo presidente de la Cámara Departamental del Libro de La Paz creó la primera feria del libro en la sede de Gobierno (1976), que luego pasó a recibir participantes extranjeros. De igual manera, como titular de los libreros cruceños, organizó la tercera Feria Internacional del Libro de Santa Cruz de la Sierra (2002).

Por otro lado, fue docente de Derecho y Ciencias Jurídicas en la Universidad Domingo Savio, Miembro Permanente de la Comisión Nacional de Derechos de Autor, presidente de la Comisión Nacional para el Depósito Legal en Bolivia, Miembro del Comité Ejecutivo y del Consejo del CERLALC y parte del directorio del Goethe Zentrum.

Son varios los reconocimientos que tuvo en su vida. Destaca el Premio Anual de la Cámara del Libro de Santa Cruz con Mención: Promoción, Fomento y Difusión del Libro, la Lectura y las Bibliotecas (2008). Curiosamente, él fue creador de la distinción y fue la tercera persona en recibirla. La asociación de poetas, ensayistas y narradores PEN Santa Cruz reconoció su trabajo en la Feria del Libro que se realizó en el Museo de la Ciudad-Altillo Beni en 2020. En esa ocasión la Cámara también le agradeció por su fomento a la lectura, por contribuir al desarrollo de la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz de la Sierra, por su lucha permanente contra la piratería y por defender el derecho de autor.

Su última distinción le llegó este año: el evento cultural Poesía en la Calleja reconoció su labor como editor, librero, docente universitario y, sobre todo, por crear la que hoy es la fiesta de los libros más grande del país. Y es que la vida de don Peter, como lo llamaban quienes lo conocieron y tuvieron el gusto de pasar por su librería, estuvo consagrada a educar y formar a los bolivianos a través de la lectura. Él buscó siempre la forma de incentivar esta actividad, de manera que leer sea un derecho inalienable en la niñez y juventud.